jueves, 9 de julio de 2009

Sesión contínua 4

Cuando yo era niño no había westerns, ni thrillers, había películas del Oeste y películas de miedo. También había películas de guerra y películas de amor. Las comedias eran pelis de risa y las películas de romanos abarcaban todas las ambientadas en cualquiera de las civilizaciones antiguas del Mediterráneo.
Las películas no eran de Dassin, de Elia Kazan o de De Sica. Eran una película de Sofía Loren, o de Marlon
Brando. O una de Melina Mercouri.





















Cinco de la tarde, un tipo sospechoso recorre arriba y abajo la acera de la calle Bravo Murillo frente a la fachada del viejo cine Carolina. Camina de forma extraña, un tanto inestable. Lleva las solapas del abrigo levantadas, ocultando su rostro. Las manos en los bolsillos del abrigo.
Un sedán negro frena junto al cine, inmediatamente se abren las puertas y dos
personas salen del automóvil: Un hombre maduro, corpulento y calvo que viste un traje oscuro y una mujer. Es muy alta, tendrá unos bellos cuarenta años y, a pesar de la falda estrecha, ha descendido del coche con gran facilidad. Lleva un perrito que cabe en la palma de su mano. El hombre, que salió por el lado contrario a la acera, se adelanta a la mujer y la precede cuando entran en el cine. El tipo sospechoso observa, petrificado en la acera, la irrupción de la pareja. Por un momento se tambalea e inmediatamente, al rebufo de los recién llegados, entra en el Carolina.

El tipo sospechoso soy yo. Adelantándome a Sarko, me he metido un pedrusco en cada zapato para parecer mas alto. Las solapas levantadas de mi abrigo ocultan un rostro demasiado
infantil. En el Carolina ponen Fedra, calificada por mi hermano mayor de “muy fuerte”. No es tolerada para menores pero el portero del Carolina parece ser un buen tipo que sabe hacer la vista gorda. Aún así, nunca se sabe. Paseo frente al cine para sacar valor antes de enfrentarme a él. En mi mano dentro del bolsillo del abrigo aprieto con fuerza mi entrada.

Cuando Melina Mercouri se bajó del coche, estuve a punto de caerme de mis pedruscos. Una vez dentro del cine, Fedra ya no me interesaba. Esperé a que mi vista se acostumbrara a la oscuridad y busqué a Melina por toda la sala. No estaba allí. Salí al vestíbulo a ver si tenía mas suerte pero no vi nada que alterara la rutina de los empleados. Volvi a la sala a verla en Fedra. Qué fuerte.

Y TAMBIÉN:
Sesión contínua 1/
Sesión contínua 2/ Sesión contínua 3

19 comentarios:

Unknown dijo...

Ay Manolito! Eres divíno! Y qué bien lo cuentas todo.
Menudas panzadas de cine, en sesión doble, nos hemos pegado mis hermanos y yo en los cines cercanos a casa (en el Toledo, principalmente). De ahí me viene esa pasión por las pelis del Oeste con las que ahora todavía disfruto cosa que a mi marido, como buen yankee civilizado, le cuesta entender.

maikix dijo...

¿Lo de la Mercuri es verdad? ¿O era tu deseo que precedía el visionado de la peli? ¡Qué fuerte! ¡Es verdad que tienes imán!
A mi me pasa todo lo contrario, quizás me haya cruzado con algún personaje, pero me ven a mi, yo no los veo a ellos!

Justo dijo...

Qué historia más bonita, y bien narrada.

Es difícil que a día de hoy se entienda toda esa parafernalia de los menores para aparentar más edad en la puerta de un cine.. a mí también me pilló esa época.. y conseguí ver La naranja mecánica y Fiebre del sábado noche, que me marcaron para el resto de la vida...

Ahora los chicos ya ven todo en internet, por una parte está bien, y por otra se ha perdido algo en el camino, seguro.

Chico,la Lola 2 dijo...

En mi època,de mayores sòlo eran las pelìculas S y estaba llena de ancianos

molano dijo...

Gracias Margarita y bienvenida.

Maikix, fué real. Ya ves: no exageraba cuando decía que nací para paparazzo.

Justo, muchas gracias. Yo creo que compartir es una de las cosas importantes que aporta el cine en la sala.

Chico, la Lola 2, ya te contaré otro día de las pelis S. Justo y tu hablando de épocas me haceis sentirme del pleistoceno. Un saludo.

Santy Trombone dijo...

Si, si, cuenta lo de las pelis clasificadas "S"
je, je... Yo con unos 14 años más o menos y mi colega "el pincho" conseguimos colarnos y ver "Caligula".

molano dijo...

Calamarin, yo cuento lo de las películas S si tu cuentas por qué a tu colega le llamaban "el pincho",que no quiero ni imaginármelo.

Chico,la Lola 2 dijo...

yo era menor en tiempos de las S.Calìgula estupenda,por cierto.

Santy Trombone dijo...

No, no es lo que piensas... le llamaban "el Pincho" por el pelo, fue uno de los primeros punkis de mi ciudad, él me enseñó a cardarme el pelo y que la mejor laca para la ocasión era "Nelly", como veras siempre fui un adicto del glamour...

senses and nonsenses dijo...

yo me subí a los zancos para ver El último tango..., que era S. (...tiemposss!)
jo, que no he visto Fedra, y cómo me mataría poder verla, soy fan de la Mercouri desde que la vi en Never on Sunday, tb de Dassin.
y Topkapi... junto a peter ustinov.

un abrazo paparazzo.

Anónimo dijo...

Paso a obsequiarte mis cariños. No los repudies, te lo suplico, los pobrecillos han sufrido demasiado. Saludos afectuosos desde una fría alameda. Au revoir.

PATSY SCOTT dijo...

Manolo, lo tuyo no es un imán, ¡es purita magia!

Para que me dejaran entrar a ver una sesión doble de prohibidas me maquillé a lo Patti Bravo en los 60 y me calcé unos tacones de mi madre. Ava Gardner en La Condesa Descalza y Station Six Sahara, en la que cinco tiarrones se peleaban por la explosiva Caroll Baker en el desierto.
Como verás, no estás solo en el pleistoceno.

molano dijo...

Calamarin, asi que la laca, "Nelly". Gracias por el dato. Pienso añadirlo en breve a cualquier relato.
Senses. Melina siempre andaba en cosas interesantes. ¡Lo que me pudo gustar "Los pianos mecánicos"! Ese descapotable rojo por la Costa Brava, ese Hardy Kruger tirando la cazadora por el acantilado...
Patsy, vosotras con los tacones de mamá ya lo teníais resuelto. Las piedras no eran por gusto es que con los zapatos de mi madre no solo no me dejan entrar en el cine sino que me echan del pais.
Hola Caballero, saludos desde una calurosa meseta.

Víctor González dijo...

¡Muy bueno, Manolo! Texto diez. Viviendo en Londres en el año 80 o así, tuve que sacar por la fuerza a un amigo griego del British, antes de que lo hiciera la policía porque, enfurecido, se empeñó en destrozar una maqueta de la Acrópolis. Creo que era pariente de Melina... lo digo por aquello de los Mármoles de Elgin. Tu historia me ha hecho recordar esta otra.
Víctor González

molano dijo...

Gracias, Victor. Que bueno verte por aquí.
Supongo que la devolución de los frisos del Partenón era una reivindicación muy anterior del gobierno griego pero cuando Melina fué ministra de cultura, gracias a su popularidad, el mundo fué mas consciente del robo.

Noemí Pastor dijo...

A mí, de niña, mis abuelos me dejaban aparcada en el cine en sesiones dobles para adultos. Le decían al portero: "Es muy pequeña y no entiende". Así tengo yo ahora el cerebro. Besos.

molano dijo...

De bien armado, Noemi. Imagínate que te dejan en una guardería. Ahora tendrías la cabeza llena de cancioncillas sobre animalitos.

Capri c'est fini dijo...

Me temo que las películas no han dejado de ser de los actores, aunque hayan cambiado los nombres, ahora son la de Brad Pitt, la de Angelina Jolie, la de Scarlett Johansson. Y nosotros hemos debido aprender o ser más culto a fuerza de ver películas y películas. O si no prueba a decir ante una concurrencia de gente que acabas de ver una película de Haneke o de Kiarostami y comprobarás la cara de interrogación en todos ellos.

Tremenda Melina.

Un abrazo.

molano dijo...

Yo creo hoy son muchos mas los que conocen a los directores de las películas. Pero tienes razón, siguen siendo una minoría. El gran público sigue en las mismas, con la variación "la de spiderman" y otras sagas.