domingo, 17 de mayo de 2009

Mujerzotas 3

Me manda un e-mail un amigo - como será la cosa que ni siquiera se atreve a comentarlo en el blog - para decirme que después de lo que he escrito sobre Madrid que me olvide, que por aquí no vuelve nadie. Que a quién se le ocurre ponerse tan madrileño. Y que mejor cambio de blog o dedico este a temas castizos o así.
Me vais a perdonar pero yo es que lo castizo no termino de pillarlo.
Cuando era niño aún existían las verbenas en cada barrio que para empezar, en el mío, se llamaba kermés.
Yo allí nunca vi una gorrilla ni un organillo ni nunca escuché un chotis. Canción melódica, rock, twist y pasodobles para los abuelos eran la base del repertorio musical. Tampoco se bailaban rumbas, ni sevillanas como en cualquier sarao de hoy día. Como mucho, la orquesta se marcaba un cha cha chá por aquello de que una tal Esperanza no sabía bailar otra cosa.
Lo que si había eran sainetes. Todos los días. Y gratis:



Elvis
Elvirita la gorda tenía dos oficios. Y eso con solo trece años.
Era vendedora de gusanos de seda. Gusanitos, gusanitos, para el nene y la nena... voceaba junto al portal del 30 de mi calle con su caja de zapatos rebosante de morera. También era encuestadora: -¿Paul Anka o Elvis Presley?...Y recogía firmas para el rey Elvis con destino a algún programa de la radio o para cualquier otro palmarés de clubs de fans o del colegio.
Fue la primera fan histérica que habíamos visto en el barrio. Ya no pararía de sorprendernos. Era, por ejemplo, y a pesar de sus kilos, una ágil saltadora
de comba, actividad que practicó hasta los veinte años para regocijo de los de la taberna que se asomaban a verla -tetas arriba, tetas abajo- con celebradísimo entusiasmo: Los chinitos, en la China, cuando no tienen que hacer...Lo malo es que su madre , siempre al quite, le prohibió volver a saltar a la comba hasta que no adelgazara. Una contradicción, si, pero ¿qué sabía la Polonia del fitness?
Elvirita, ya pollita, seguía siendo para todos, Elvirita la gorda. Se pasaba el día comiendo y, claro, no se comía una rosca.
Igual que de pequeña no paraba hasta que te colocaba un gusa
no o te perseguía, bolígrafo en mano, para que votaras a Elvis, con la misma vehemencia, se lanzó a la caza del hombre.
Todo lo que consiguió fue que se rieran de ella. Los chicos, ni caso y las mujeres la evitaban por boba y porque era un eficaz repelente al macho.

Sola y desprestigiada, Elvirita tomó una decisión. Nadie sabe como lo hizo pero en un mes era una chica normal y en dos, una gachí cañón. Al nuevo peso le echó maquillajes fuertes, vestidos provocativos y mucho tacón...Y le puso un nombre:
Elvirita, guapa, ¿qué va a ser? - preguntó Pepi la frutera.
- Un melón. Y me llamo Elvis


Y TAMBIÉN:
Mujerzotas 1
Mujerzotas2

4 comentarios:

Bartleby dijo...

Me alegro por Elvirita...

PATSY SCOTT dijo...

Reinventarse o morir, Elvirita lo tenía claro.

PATSY SCOTT dijo...

No puedo quedarme con la duda: ¿la Elvirita era la hija de la Polonia?

molano dijo...

Asi es, Patsy. La misma que se dió una vuelta en la vespa del novio de la Nuri. Después de adelgazar, claro.
Tu, de estar gorda no creo que hayas padecido.
Bueno, excepto esas 5 veces. Pero esa es otra historia.