Una suave luz, a penas dorada, se filtraba a través de la persiana de la ventana de mi dormitorio. Apagué el radiodespertador inmediatamente, antes de que cualquier tertuliano me estropeara el bello día que se anunciaba.
La ducha terminó de despertarme. Fué una ducha enérgica mas rápida que de costumbre pues me urgía salir a disfrutar de esa luminosa mañana.
Ya en el ascensor, al llegar a la planta baja, me atacó el séptimo de caballería desde la tele a todo volumen del conserje. Salí dando un fuerte empujón a la puerta con el cuerpo, lanzándome al suelo mientras me defendía del ataque disparando mi Browning de 1,7 mm. La tele voló por los aires junto con los restos de la cabeza del conserje.
Reinaba la calma. Las obras del plan E, al fondo de la calle, habían cortado el tráfico. Sin ruido, los árboles de la calle se habían poblado de nuevas y variadas armonías. Era como si se hubieran reunido allí todas las aves del paraíso. Un CLANK! surgió como un disparo entre la música. Un vecino había apoyado un viejo somier sobre el contenedor de papel. El vecino se disponía a abandonarlo allí cuando un BANG!, este si, salido de mi Colt M1911, lo hizo desplomarse suavemente sobre su somier. Parecía dormidito.
Entre trinos y gorgogeos, respirando los aromas de las plantas que desde los balcones endulzaban la brisa de la mañana, llegué a la cafetería de la esquina.
- Buenos días, un suizo y un café descafeinado de máquina por favor.
- ¿De sobre o de máquina?- respondió el camarero regalándome una blanquísima sonrisa.
- De máquina, repetí, yo.
Mientras el camarero, de evidente origen foráneo, me servía el café con su mejor sonrisa, me preguntó:
-¿De qué quería la napolitana?
Lo abatí. Fué de un tiro limpio en la frente.
La cafetería del barrio es pequeña y conserva intactos sus mosaicos, sus formicas, sus lámparas. La fachada es toda de cristal. También la puerta que tiene como único adorno un tirador estrafalario. A través de los cristales, miraba yo a la calle mientras disfrutaba de mi cafecito mañanero cuando vi que un muchacho de unos 18 años, empuñando un spray de pintura azul firmaba con un garabato infantil sobre la luna de la cafetería, emborronando la ilustración del bocadillo de calamares. Cuando salí todavía andaba ensayando la firma aquí y allá sobre la fachada.
- ¡Iván!, le gritaban desde la esquina de la calle una pareja de a penas 40 años.
- ¡Ivan, hijo, que te estamos esperando!
Estarían a unos 30 metros pero no era cuestión de fallar. Cuando el centro de la mirilla apuntaba la sien del padre, hice el primer disparo. El segundo destrozó el cuello a la mamá de Iván. El rojo vivo de la sangre, sobre el pañuelo palestino de seda natural color menta, resultó ser una mezcla deliciosa que imitaba los colores de la naturaleza.
-Qué bonito día, me dije. Solo falta que al jefe le haya dado un pequeño infarto y que ninguno de mis compañeros mencione a Cristiano Ronaldo.
Robert Gant (1854?-1936)
Hace 4 semanas
14 comentarios:
Ja, ja, ja, ja, ja, qué bueno!!! me has hecho arrancar las primeras risas de la mañana, Tarantino total!!! muy bueno para hacer un cortometraje...
Felicidades y besotes...
Xim
mu bueno... pero deberia de titularse "Que bello es morir" ¿no?
no se no se... si te lo leen por allí... dirán que estas incitando a la violencia... (a ver si no te cierran el blog con la policia esa de internet que quieren crear)
Pues si, totalmente a favor... hay dias magnificos en los que nadie deberia interponerse... Me he quedado con muchas ganas del encuentro en la oficina con el compañero que habla de "C. Ronaldo"... espero que le de su merecido...
Coincido con Xim, Tarantino total, jajajaja. Yo soy fan de Tarantino, y desde ahora mismo de esta entrada, me ha encantado.
Y es que la paciencia tiene un límite, que se levanta el hombre de buen humor y desde el primer momento andan intentando fastidiarle el día jajaja…
;)
Bueno...cualquiera te estropea a tí una maravillosa mañana.
No quiero ni pensar que pasaría cunado llegases a la oficina.
A mí me ha recordado más a "Ocurrió cerca de su casa" mezclado con "Un día de Furia", pero con mucha más elegancia. El asesinato como una de las bellas artes :-)
Muy bueno y estiloso, bravo.
Un abrazo
menos mal que eso es un día bueno, mejor no encontrarse contigo (o con el protagonista del relato) en un día malo.
un abrazo.
Xim, qué bueno que te has reido. Si hago el corto te quiero en el papel del conseje.
Adrianos, gracias pero no des ideas que hay mucho bloguero fundamentalista de todo tipo.
Calamarin, sabía que un alma sensible, amante de la belleza como tu, me comprendería perfectamente. Por si no era así, he puesto una imagen de tu Pushing Daisies para que te influyera subliminalmente.
Vivian, me hace muy feliz hacerte reir. Es verdad que hay muchas pequeñas, y no tan pequeñas, cosas que nos van amargando la jornada poco a poco.
Lola, esto es para que sepas con quien te la estás jugando antes de hacerme un comentario.
Gracias, Theodore, tu si que eres bueno con este humilde bloguero.
senses, tu por si si o por si no ten cuidado con los comentarios que me dejas. Te la puedes estar jugando.
Muchos, muchos abrazos.
Si,si... me fijé en la imagen del protagonista de "Pushing Daisies" no pienses que se me pasó... ay que serie tan chula,en este momento voy a ver otro capitulo... me los dosifico, pues no quiero que se terminen...
A mi la clave de todo esto me la dan los primeros párrafos: ¡hay que ver cómo son los rentistas, que tienen tanto tiempo libre! Por cierto ¿qué fue de Iván? Supongo que andará por el Moma, consagrado como el primer grafitero-mártir de la historia del arte contemporáneo...
Calamarin, siento mucho haberte vuelto a poner en la senda del vicio.
Victor, este hombre se levanta temprano para ir a currar, se toma un desayuno rapidito para llegar al trabajo y entre medias comete unos cuantos asesinatos. ¿De qué rentista hablas?. Ivan no fué martir, fué huérfano y no sabes lo bien que le vino.
No me tires de la lengua...
Con razón cuando nos encontramos por la noche ya no quedaba nadie que pudiera estropearnos la salida. Nada como tener un amigo de armas tomar.
¡Molano, que me encantó volver a verte y que te quiero mucho!
Yo también, Patsy.¡Lo que largamos!
Un abrazo.
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