Marta
A través del gran ventanal del despacho de Marta, pueden verse modernos edificios de oficinas iluminados, donde trabajan diminutos ejecutivos. Marta entra apresuradamente y se dirige a la mesa. Es una mujer hermosa, elegante. Quizá demasiado perfecta. Una rubia Hitchcock. Nadie diría que tiene 35 años. Marta levanta el auricular del teléfono y marca mientras mira su reloj.
- Hola cariño... Lo siento, no podían pasarnos llamadas. ...Te he dicho que lo siento. ...¿Y tiene que ser esta noche?....¿David?, ¡David!
Cuelga cansada. Por un momento inmóvil, rendida, salta luego como si hubieran vuelto a enchufarla y coge la chaqueta y la cartera al vuelo mientras sale del despacho.
Ya en el garaje, camina con decisión por el pasillo que dejan las filas de coches. Se dirige al Gti, abre la puerta, tira la cartera detrás y sube. Cuando intenta arrancar, el coche no responde. Lo intenta una y otra vez. Se rinde, no sin antes dar un golpe al volante.
-¡Cabrón!
En la calle, Marta busca inútilmente un taxi libre desde la acera. Imposible a esa hora. Y lloviendo, ¡lo que faltaba!. No sabe que hacer. Ve frente a ella una valla publicitaria con un mensaje:
¿CUANTO HACE QUE NO VIAJAS EN METRO? PRIMERA SEMANA DE ENCUENTROS EN EL METRO.
- Uno, por favor... ¿Cuánto es?
La taquillera golpea con el anillo de su mano el cartel con el precio, pegado sobre el cristal de la taquilla. Es casi enana y tiene cara de pocos amigos. Marta no puede evitar compararla con la top model que le sonríe junto al mensaje de la Semana de Encuentros en el Metro.
Alex
El andén está lleno de viajeros que esperan. Entre ellos, Marta y una extraña pareja: Cuco y el Jero que, aunque están juntos, no se hablan. Sin embargo se miran y se hacen gestos. Dos chorizos.
La gente sale casi despedida del tren. Otros entran empujando para hacerse un sitio. Marta desiste de entrar en esas condiciones. Se queda sola en el andén mientras el tren se va.
De repente, por una de las entradas, llega Alex corriendo para coger el tren que se le escapa. Marta lo ve llegar como una aparición y todavía le observa mientras Alex se sube los pantalones y se recoloca la camisa después de la carrera. Una camisa estampada, abierta hasta el pecho, que deja ver una medalla de oro sobre unos pectorales bien marcados. Unos vaqueros con extraños remaches, de marca desconocida. Y unas zapatillas deportivas de marca muy conocida que deben costar mas que todo el resto de lo que lleva puesto. En la mano, una bolsa de deportes con el logotipo gastado de las olimpiadas de Barcelona.
Y sin embargo, es atractivo...-se dice Marta.
Moreno, de aspecto lustroso. El pelo mojado, como recién salido de la ducha, pero barba de la mañana.
...Si no fuera por los ojos, tan azules, parecería gitano.
Cuando Marta descubre los ojos de Alex que la miran, aparta su mirada y pasea por el andén. Eso permite a Alex recrearse observándola de arriba abajo sin que ella lo note.
El andén se va llenando de gente, Alex no ha dejado de mirar a Marta, ya medio oculta entre los que esperan. El tren llega igual de lleno que el anterior. Marta no está dispuesta a perder este también pero no se apaña a la hora de situarse junto a la puerta y hacerse camino. Todos los del andén entran al vagón. Ella se queda frente a la puerta. Alex, abriendo los brazos y empujando a la gente hacia atrás con su cuerpo, le hace un hueco para que pueda subir. Marta duda un segundo y finalmente entra dándole la espalda. Se cierra la puerta frente a ella y el tren arranca con Marta pegada al cristal y Alex pegado a ella.
Alex y Marta se miran serios a través de su reflejo en el cristal de la puerta del vagón. Ella está irremediablemente pegada a él y, lo que es mas, siente que todo el mundo sabe lo que tiene pegado al culo. El trayecto se le antoja larguísimo.
El, mirándola siempre a los ojos a través del cristal, apoya su mejilla sobre la cabeza de Marta, cierra un momento los ojos y le sonríe.
Cuando el tren llega a la siguiente estación, Marta y Alex salen para dejar salir. Marta está muy sofocada. Alex se coloca a su lado en el andén, junto a la puerta del tren. Algunos pasajeros salen, otros entran. Alex sube al tren y se queda frente a Marta esperando a que vuelva a subir pero ella permanece en el andén. La puerta se cierra entre los dos. Y se miran largamente mientras el tren se aleja.
Julio Romero de Torres (1874 - 1930)
Hace 2 semanas
16 comentarios:
Alguna vez te ocurrido una cosa así. va pasando el tiempo y te olvidas, pero una tarde a las 5 de la tarde esperando el tren de la linea 6, lo recuerdas y te excita .
Muy bueno también este otro "Short Cuts", Raymond.
Yo también me hubiese quedado en el anden parado,mientras el chulazo se me escapa... esas situaciones me ponen muy nervioso y no reacciono...
Cuántas líneas, cuántas estaciones, cuántas esperas, cuántas contundencias, y tantas, tantas, desmemorias, o acasos (casis, sigas la flecha, centros anotados).
Ah, si, cuántos metros...
es que vivimos a unas velocidades... en el metro todo ocurre muy deprisa, es un instante, cuestión de segundos, ...se nos escapan tantas oortunidades.
y luego, toda la vida pensando, "qué hubiera sido de mi vida si..."
en el tren hay más tiempo de dudar, mirar-se, de pensárselo antes de lanzarse, es más fácil que pasen cosas.
un abrazo.
La primera frase que me ha venido a la cabeza nada más terminar de leer ha sido “La extraña pareja”, y sin embargo y a pesar de la frase, he terminado de leer con la sensación de que acabarían formando una buena pareja, o será que siempre he creído en aquello de que los polos opuestos se atraen.
Por cierto, me gustó especialmente la expresión, “Una rubia Hitchcock”.
Un beso
Lo de rubia Hitchcock me ha gustado. A una así le hago yo sitio en el metro aunque tenga que sacar a los del acordeón de las orejas. Melancólica la línea 2.
Saludos.
A veces es mejor la imaginación que la realidad. Quedarse con lo que hubiera pasado, que cada uno lo construya a su antojo y le sirva para fantasear con ello.
Siempre he querido ser una rubia Hitchcock, pero me temo que me quedé en bruja Disney.
¿A las 5 en la línea 6? ¿Cuándo?
Victor, por favor, no me descubras.
Calamarin, eso debe ser cosa de tu lado femenino. O que nos quieres liar.
fritzio, enhorabuena por esa vida tan plena.
senses, tienes razón,en el tren hay mas tiempo pero quizá algunos prefieran el encuentro fugaz donde no hay lugar ni a las palabras.
Vivian, lo apasionante del metro es que se juntan personas muy diferentes que dificilmente coincidirían en ningún otro lugar.
José Ángel, todo me hace pensar que debí titular esto "La rubia Hitchcock"
Theodore, definitivamente de rubia, no te veo. Pero tampoco de bruja Disney. ¿Qué tal bruja Hitchcock?
Respecto al desenlace de la historia no solo cada uno imaginará el suyo sino que uno mismo, según el momento, fantaseará en una u otra dirección.Yo, hoy, a estos dos, les casaría.
Marta se arrepentirá toda la vida, pero una cosa le ha quedado clara: a David le quedan dos telediarios. Alguien tendría que advertirle que los profesionales del arrime en el transporte público no suelen ser todos tan atractivos. Además, a saber lo que llevaba el muchacho en esa bolsa...
Cuánta pena. No creo que sea para tanto lo de la vida tan plena. Pero si, cuando las antenas están bien desplegadas, hasta lo que no sucedió alcanza dimensiones épicas, e íntimas, intransferibles y gozosas. Saludos
Por acá apenas vamos por la l{nea 12, que será la llamada del Bicenternario (whatevwer that means)
A veces dan ganas de vivir algo así, yo no podré mientras vaya oyendo música que me deja sorda y sin levantar la vista del suelo.
Pero me encantó.
Vamos a ver, pero si Marta había quedado con David... para qué complicarse con historias raras que no sabemos dónde van a ir a parar...
Patsy, a menudo, uno se arrepiente mas de lo que no hizo que de lo que hizo. Quizá se consuele pensando que en esa bolsa había una bomba lapa.
fritzio, mejor celebrar eso(whatever it is) con una línea de metro que con un desfile que no lleva a ninguna parte.
Amanda, la banda sonora puede hasta venirle bien pero levanta esa cara, mujer. Me alegra verte por aquí.
Deme, lee a Patsy, que es todo sabiduría. El David ese no tiene futuro.
Abrazos para todos.
La línea 2 es muy glamourosa, por su diseño y recorrido, no tiene nada que ver con la popular y populosa línea 1.
Sí, realmente le pega a esa chica.. pero no es justo que tantas currantes vayan cada día y no les pase nada, y a ella, por una vez que monta, hala...
Querido Justo, la vida es esencialmente injusta (qué raro suena hablar con Justo de lo que es o no es justo)
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