jueves, 22 de octubre de 2009

Danzón


Fue ver la película Danzón y saber que yo tenía que estar allí. Quedé en Veracruz con mi viejo amigo Alain con quien siempre me encuentro en paisajes extraños al suyo y al mío. Yo, a causa del trabajo en Madrid, tuve que retrasar mi vuelo. Llegué un día mas tarde. No se si se alegró. Nunca me atreví a preguntárselo. El llegó justo a tiempo, cuando empezaba el danzón.

Alain: - A mi nunca me había sacado a bailar un hombre. Quizá debería empezar por explicar que yo soy un hombre. Me llamo Alain, tengo treinta y cinco años. Soy franco-canadiense. Me gano la vida dando clases en una pequeña universidad de Manitoba. Llegué a Veracruz bien entrada la tarde y decidí aprovechar el fin del día para echar un vistazo a la ciudad.
-¿El zócalo por favor?

El zócalo está a rebosar. Se celebra un festival folclórico con el curioso nombre de Festival Cultural de los Institutos Tecnológicos. Cuando entro en la plaza, están bailando el danzón. En el escenario, los jóvenes tecnólogos y en la plaza, viejas parejas de espontáneos jarochos, muy chulos, muy cachondos, luciéndose. Recordé la película DANZÓN y miré los pies de los que bailaban, buscando los zapatos imposibles con los que arrancan los créditos. Me habían cambiado la estilista.¿Quién ha puesto ahí esas NIKE?
Durante toda la noche, grupos de jóvenes venidos de todo el país cantan y bailan el folclore típico de sus regiones. Finalizado el espectáculo, dan entrada a la orquesta y nos invitan a bailar en la plaza.
Yo estaba muy ocupado obsevando a la gente -¿no les he dicho que soy profesor de sociología?- y en especial a una pareja: un joven mulato, enjuto, fuerte, de unos 25 años y una extranjera de largos cabellos rubios, de unos 40 años y unos 120 kilos. Ella venga ja, ja, ja. Teatral, sofocada, se peina y despeina continuamente intentando atraer la atención sobre su cara guapa para disimular su enorme culo. Apretaba al fibroso moreno contra su cuerpo y este recomponía con gracia los desmanes de la rubia consiguiendo, milagrosamente, mantener el tipo. A ella –está claro- le gustó mucho LA NOCHE DE LA IGUANA. A él le gustaba yo. Aunque esto me costó más entenderlo.
Primero me lo dijo con una larguísima mirada disculpándose cuando su Ava Gadner me pisó al intentar imitar el zapateado de los del Tecnológico tapatío. Y luego en el baile. Los dos bailaban entre otras parejas, rodeados por todos los mirones que no habíamos conseguido una. Ella, pelo va pelo viene, manejando sus 120 como si fueran 35 kilos, El, liberado por el baile de los abrazos de la gorda, me dedicó la rumba más sensual que jamás un hombre ha dedicado a otro en plaza pública al sur del Río Grande. En mi vida me había visto en otra.
La gorda, de repente, me hace un guiño mientras con el índice me indica que me acerque a bailar. Yo me disculpo, riendo divertido. Ella insiste. Es entonces cuando él me agarra de la mano, apretándome con fuerza y me saca a bailar.
Algún gen ancestral criollo, no tan hibernado como yo creía, me permitió salir airoso del trance y acabamos el baile abrazados los tres entre los aplausos del generoso pueblo mexicano.
En un bar de la plaza, con tres tequilas, hacemos las presentaciones. Alice es de Washington y ahora vive aquí. Es profesora de inglés. El se llama Chucho. Es experto en sonrisas y no parece dispuesto a aburrirnos con su curriculum. También me presentan a muchas otras personas. Casi todas muy hospitalarias.
- No seas güey, que no ves que todos estos son unos pinches chichifos, me dice Chucho cuando un cuate me invita a ir a su casa. Ya que él insiste en que mi español es muy bueno, no quise decepcionarle, pero no entendí una palabra.
De repente, ¡CHAS!, un hada: aparece Sara.
Sara puso la misma cara de admiración/sorpresa al descubrirme en la barra que yo puse al descubrirla a ella. Es que ella es un travestón. Aunque al parecer, su admiración por mi es más sincera.
-¿Que estás aquí en un hotel? Qué tontería si te puedes quedar en mi casa perfectamente... , me suelta enseguida Sara. La casa de Sara, según me explica Chucho, animándome -ahora si- a aceptar la invitación, es un monumento nacional. La casa de la madre de un famoso político veracruzano.
-¡Orale! Pero ten cuidado no se te aparezca el galán, güey .
Alice también insiste cada tanto en volver a casa. Chucho entonces me mira, sonriente.
Al rato, Sara vuelve a la carga:
- ¿Quieres que vayamos a la casa a ver unos pornos?...

Junto a la rokola, conozco a dos marinos mercantes que llevaban navegando juntos toda la vida: -Los mejores culos, los de las brasileñas. El mío tampoco debe parecerles mal porque entre mano, cuate y chócala, me están dando un repaso que hace que me cambié de sitio la cartera. Y en eso…
-¿No habrás pensado que me quería acostar contigo porque te he invitado a la casa, verdad?...
- Pues...

- Es que me ofenderías muchísimo...
- No, Sara, no lo he pensado

- Oye -ahora era Chucho- ¿a lo mejor quieres estar solo y te estamos molestando?...
Chucho se lleva a Alice a casa. Sara se despide de mí con un respingo. Los mercantes se abrazan en la barra dizque p´aguantar el pedo. Los chichifos (y ahora sí entiendo lo que quiere decir) me miran desde la terraza del bar. Cada vez que nuestras miradas se encuentran, por una extraña coincidencia, les pican los güevos. Fuera, en la plaza, sigue la fiesta: marineros, bailones. putas, mirones, mujeronas y retemachos, mariachis y marimbas, música y música... Recordé entonces lo que me había dicho mi viejo amigo Manuel, un español que me recomendó Veracruz: ...en cinco minutos en la plaza de Veracruz pasan más cosas que en todo Marcel Proust( Proust es mi mejor compañía allí en Canadá). Si, bueno, es una forma de explicarlo...Debería, no obstante, haberme avisado de que hay hombres que te sacan a bailar. Y ahora me van a perdonar pero llaman a la puerta. Perdona tú también, Marcel.
-Pásele, Chucho, pásele.

15 comentarios:

José Angel dijo...

Te veo muy viajado, Molano.
Lo de que el tipo no parecía dispuesto a cansarles con su currículum, síntoma de que su compañía podría ser soportable, me ha parecido muy bueno. Tanto como eso de que "en mi vida me había visto en otra".
Espero que sigan las entregas.
Saludos.

Víctor González dijo...

¡Bonito video!, pero no conozco la película. ¿De qué va? Un saludo,

PD ¿Por qué tenemos que teclear siempre una palabra idiota que le da la gana a Blogger?

molano dijo...

J. Ángel, ¿Viajado dices? Hummm...No quiero aburrirte con mi curriculum pero yo mas bien me siento traqueteado.

Victor, es una prueba mas que nos pone el señor (el señor Blogger).

Saludos a los dos.

Vivian dijo...

Tengo un problema, cuando un texto me parece interesante, voy leyendo cada vez más deprisa para enterarme de lo que viene después, y con tu texto, entre la velocidad en la lectura, y tantas cosas como iban pasando me ha empezado a entrar mareo, y esto es cierto, así que, he vuelto al principio, autoimponiéndome calma al leer.
Como podrás deducir, me encantó el texto.
La película no la vi, pero el video que colgaste me ha dejado intrigada, esos planos de los zapatos parecen hipnotizar, no podía parar de mirarlos.

Un beso

Javier dijo...

Nada como los intercambios culturales para coger mundología, Creo que esta película la he visto, tengo que hacer memoria.

Víctor González dijo...

Oiga, amigo: no ha contestado a mi pregunta. ¿De qué va la película? Teniendo este sitio no voy a ir a verlo a internet ¿no?
Un abrazo,

molano dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
molano dijo...

Vivian, me alegro de que te haya gustado. Respecto a la película, recuerdo que era una historia de personajes femeninos.
Trata de una mujer que se encuentra con un señor, exclusivamente para bailar, un determinado día de la semana en un salón de baile. Un día el señor, su pareja de baile, no aparece mas por el salón y ella empieza a buscarlo por Veracruz lo que nos lleva a otras historias, a otras mujeres.
No podría escribir sobre la película porque hace muchísimo tiempo que la vi. Me da vergüenza contarla tan simplonamente, sobre todo a ti que bordas el género. La he incluido porque se la menciona en el relato y porque me pareció una estupenda introducción.

¿He contestado a tu pregunta, Victor?

Pe-jota, no tienes que convencerme de las ventajas del intercambio cultural. Yo ya de jovencito iba a ligar al Prado que había turistas.

Anónimo dijo...

Presentame a Alain, molano, que quiero echarme un bailecito con él¡

A mí también me encantó La noche de la Iguana, joer¡

Saludos¡

molano dijo...

Los pasos, a mi me encantó la noche de la Iguana pero yo creo que a Alice lo que le gustó fué la escena de Ava, la playa, la noche, los dos negros...
A ti no se si te van los tríos pero a Alain me temo que no. Aunque con este Alain, como ves, nunca sabe uno.
En fin, yo te le presento y lo hablaís.

Santy Trombone dijo...

No he entendido muy bien el final de la historia (hoy tengo la cabeza un poco lenta)... pero totalmente a favor del baide "agarrao"...

Capri c'est fini dijo...

Yo, que soy muy sentido, siempre me han dado mucha pena los turistas, los que vagan intentando vivir emociones, los que se parapetan detrás de su cámara de fotos y los que son carne de timo y estafa... Este Alain, con su camisa y su acento francocanadiense, es uno de esos, uno de tantos...

Un abrazo.

molano dijo...

Calamarin,veo que te ha afectado el cambio de horario. Échate un rato a ver si coges el ritmo.

Caprí, yo creo que el gobierno debería nombrarte Defensor del Turista que no es ninguna tontería teniendo en cuenta la importancia del sector en el PIB.

Champy dijo...

Prometido.

Te debo una entrada sobre Danzón de María Novaro.

Bellisima y exquisita, prometo además no tardarme mucho.

La aventura de Alain me inquieto bastante, casí tanto como su personalidad... hablale de mi, dile que si quiere un gúia de turistas yo estoy mas que puesto.

2046

molano dijo...

Champy, me alegra mucho que te inquietara Alain. El no ha parado de volver por México. Cuando quieras te lo mando.