viernes, 12 de junio de 2009

Cuidadito, cuidadito, cuidadito.

Cuidado con las vacaciones, puedes acostumbrarte. La buena vida crea adicción. La euforia vacacional ha sido causante de no pocas deserciones laborales, espectáculos bochornosos e idilios imposibles...Amores de verano. Ya se sabe, pasajeros. Historias que terminan con las vacaciones pero que se prolongarán en nuestra memoria haciéndonos mas llevadera la vuelta a la rutina. Aunque algunas pueden marcarnos de por vida. Cuidadito



Cuando Ignacio e Idolina se vieron en aquella extraña librería, hubo descargas eléctricas y supe, inmediatamente, cómo iba a acabar aquello.

La culpa fue de nuestro cicerone, Juan, un viejo colega de la Universidad Complutense, ahora profesor en Puebla, que se empeñaba en dar un enfoque cultural a nuestra estancia y en demostrarnos que México era algo más que tequila y mariachis.
-¿Qué tienen de malo el tequila y los mariachis? -nos preguntábamos nosotros.
Juan nos lleva a ver la Biblioteca Palafoxiana -una de las más antiguas de América - e Ignacio, pasando de sus explicaciones, nos anima a ligar con unas estudiantes que nos seguían.
Juan nos lleva a visitar la iglesia de San Francisco y nosotros, como críos, cotilleando los libros de peticiones y agradecimientos al beato Sebastián Aparicio.

La capilla del Rosario, la casa del Deán...Juan, incansable, una noche nos invita a una lectura literaria de una profesora amiga suya. Ignacio y yo nos miramos horrorizados: era la primera vez en nuestras vidas que íbamos a pasar la noche del sábado en una librería.
La progresía poblana llenaba la librería Teorema hasta los topes y, para nuestra sorpresa, el local por la noche se transformaba en un bar con las paredes cubiertas por los libros realmente agradable, donde podías tomar tacos y oir música.
Esa noche la estrella era Idolina. Habitualmente no enseñaba las tetas, enseñaba matemática aplicada. Profesora de universidad, ex-miss Sinaloa...Una bomba: alta, de pelo moreno y piel extremadamente blanca. Sus ojos rasgados más parecían el gesto de una mirada inquisidora que herencia oriental. Los labios, gruesos, a menudo con un mohín de falso enfado que -bien lo sabía ella- le quedaba muy sexy. Enfundada en un escotado traje negro que mantenía una lucha, perdida de antemano, por mantener el empuje de un pecho generoso, leía su primer libro de poesía erótica.
El amigo Ignacio estaba fascinado. Idolina a su vez solo tenía ojos para él y le dedicó una a una aquellas obscenidades que ella llamaba erotismo poético. Las señoras, sofocadas, se abanicaban con el programa, los señores lo utilizábamos para ocultar con mayor o menor éxito -aquí había grados de dificultad- nuestras respectivas erecciones. Ignacio, como una moto.
Un cantautor actuó tras la lectura de Idolina. Había homenajeado a nuestra poetisa poniendo música a sus versos más escabrosos y acompañaba nuestras copas con un remedo bastante predecible de Serrat.
Para entonces, Ignacio e Idolina, agarrados de las manos, se miraban a los ojos intensamente mientras se tatareaban, muy bajito, lo más sucio del repertorio.
Juan estaba encantado con lo que el interpretaba como nuestra reconciliación con el mundo de la cultura.
Al día siguiente, Ignacio no apareció. No solo no nos extrañó sino que envidiamos la suerte de nuestro amigo. Al otro, seguía desaparecido: ¡Qué suerte! -suspiramos recordando el amplio catálogo de recursos sexuales del que Idolina había hecho gala en su lectura.

Ya habían pasado cuatro días sin que el español diera señales de vida. Empezábamos a preocuparnos por su suerte, cuando le vimos descender del deportivo de Idolina, frente al hotel.
Era otro: Había adelgazado alarmantemente. Su mirada perdida y el morado de sus profundas ojeras le daban un aspecto inquietante. Caminó hasta nosotros con una sonrisa beatífica, muy lentamente, casi sin tocar el suelo. Apretaba contra su pecho el libro de Idolina, del que ya nunca se separaría, repasando, devotamente, los poemas en los que, juntos, habían hecho más hincapié.
Idolina arrancó con un ruido atronador. Había pasado por su vida como un huracán. E Ignacio la vio desaparecer en una nube, dejando atrás mucho, mucho polvo.

10 comentarios:

Santy Trombone dijo...

Que maravilla el vídeo de Maria Victoria, ese vestido, ese peinado, esa orquesta, esa canción... esos guantes...

senses and nonsenses dijo...

la historia no te ha quedado nada ful. sobre el vídeo... no daba crédito. pero al final me ha parecido encantador, hasta he empezado a tararear el cuidadito, cuidadito...

gracias por tus palabras, inmerecidas fijo, pero siempre emociona que un desconocido te regale flores.
no me hagas ni caso, si soy un tímido...
debe ser el calor, ...y que es sábado sabadete.
volveré con más tranquilidad a espiar un poco lo que haces.

saludos.

Chico,la Lola 2 dijo...

El espanolito volviò a Espana,y puso una tasquita,y todas las noches bebìa bien feo para olvidar...
Las mexicanas no mueren ,hay que matarlas,como a la Felix,se repetìa ...
Preciosa historia,me encanta

molano dijo...

Me alegra que te guste, Calamarin. A ti que conoces mujeres tan excitantes, no es facil sorprenderte.
Gracias por tu visita senses or no senses. Y si, te las merecías.
Chico, la Lola 2, Tengo que indagar eso de la inmortalidad de las mexicanas con mi profe de mexicanismo.
Gracias.

Justo dijo...

¿No querrás que nos quedemos en casa este verano? Es verdad que siempre es peligroso, pero por eso mismo es excitante..

molano dijo...

De ninguna manera, Justo. Es mas, salid y multiplicaos.
Me has recordado vacaciones en aquel New York pre Giuliani, donde coger el metro ya era una aventura de riesgo...

PATSY SCOTT dijo...

Está claro, que las próximas vacaciones con posibles las paso en México. El polvo que originan los libros son de mucho cuidadito...

¡Qué maravilla de vídeo!! Además es pegadiza.

molano dijo...

Ahí hay tema: "El polvo de los libros". Tu que eres tan leida, Patsy, seguro que podrías hacer un análisis en profundidad.
Me encantan este tipo de cantante que tardan una eternidad en pronunciar cada palabra y aún así no pierden el ritmo.

Puebla Chic dijo...

hey! asi q veniste a mi ciudad ah? que bueno q te gusto, no se cuanto tiempo estuviste pero apuesto que te falto mas no? eres bienvenido en el blog cuando quieras... y me pasare por el tuyo seguido. Los titulos de mis entradas no son mas que meras aluciones a frases de canciones de los "beatles" ya que soy fan de ellos... es solo eso...

molano dijo...

Puebla Chic, gracias por venir y gracias por la aclaración.
Puebla me gusta mucho. Tengo allá buenos amigos y mas que buenos amigos. Y siempre me falta mas.